Los pasados 30 y 31 de Enero hemos viajado a la provincia andaluza de Córdoba, donde disfrutamos de un tiempo magnífico y con la buena compañía de los partícipes de la excursión y de David, nuestro estupendo guía.

Viajamos en el AVE y nos desplazamos en autocar al yacimiento de Medina Azahara, la ciudad que el califa omeya Abderramán III ordenó construir en torno al año 936 y que empezó su declive a la muerte de al-Hakam II. En 1911 comenzaron los trabajos arqueológicos que han sacado a la luz los restos de una ciudad de 112 hectáreas, de los que sólo una décima parte se han excavado. Nos explicaron las diversas estancias del palacio califal y del salón de recepciones y como los diversos embajadores debían acceder a los mismos.

Tras la comida en el Hotel ubicado junto a la Mezquita-Catedral, pudimos visitarla con una espléndida guía que nos explicó las distintas fases de su construcción y ampliaciones, incluyendo la consagración como Catedral y las distintas capillas tras la conquista de Córdoba por el rey Fernando III, siendo declarada como «Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO en 1984. Una de nuestras maravillas principales que explican además la complejidad de nuestra historia.

Posteriormente, dimos un breve paseo por la Judería, visitando la Sinagoga y haciéndonos una foto a los pies de Maimónides para ver si se nos pega algo de su magnífica cultura e inteligencia.

El segundo día visitamos la villa de Montoro, declarada Conjunto Histórico Artí­stico en 1969, donde el Guadalquivir nos sorprendió con una fuerte niebla que nos impedía divisar la magnífica vista de la localidad y el meandro. Paco, el guía, nos enseñó los principales alicientes, historia y atractivos turí­sticos para visitar, como el puente sobre el rí­o, la Iglesia de San Bartolomé, sus calles empinadas de casas blancas (y las sufrimos) hasta la casa de las conchas y el Museo Arqueológico donde admiramos la thoracata romana.

Todos hemos disfrutado y deseado una pronta nueva visita.